Las parejas platenses: ¿apuestan por dormir en cuartos separados?

“Mi marido y yo dormimos en distintos dormitorios porque él ronca mucho”. La explicación de Candela es simple y rotunda. Este hábito ya forma parte de su normalidad hace más de cinco años, y según afirma “no influye en nada en nuestro vínculo de pareja”.

“Ahora la gente se anima a decirlo; ya no constituye un tabú. Incluso, esta situación que era muy común ver en matrimonios de muchos años de convivencia, hoy la podemos observar en parejas jóvenes. La independencia no condiciona al amor, todo lo contrario. Y si bien hay muchos motivos por los que un matrimonio puede elegir descansar en cuartos separados, en la mayoría de los casos se da porque tienen horarios y/o hábitos diferentes y esta es la manera más sana de resolver el tema”, considera la psicóloga Laura Citra.

El caso de Candela (42) es el de muchos matrimonios actuales. Con Pablo (45) están casados desde hace 20 años, pero hace 10 que duermen separados. “Cuando nació nuestro primer hijo y yo me despertaba a amamantarlo cada tres horas, me costaba muchísimo volver a conciliar el sueño, porque él ronca mucho y muy fuerte. Yo no descansaba bien y en todo el periodo de dar la teta me pasé al dormitorio del bebé. Lo mismo ocurrió cuando nació nuestra hija. Entonces, cuando encaramos una ampliación de la casa, vimos muy necesario sumar otro cuarto, así cada uno podía tener su espacio personal para dormir; eso no influyó en nada en nuestra vida sexual; todo lo contrario. A veces la distancia alimenta el deseo”, confiesa la docente.

MOTIVOS DIVERSOS

Hay diferentes razones por las que las parejas deciden no dormir en la misma habitación.

“En matrimonios de muchos años es una decisión muy frecuente”, asegura Citra.

“En la mayoría de los casos, la situación surge de la necesidad de tener mayor independencia”, resume.

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“Lo que siempre recomiendo es ‘probar’; no tomarlo desde en principio como algo definitivo. Si se tiene un dormitorio extra es más simple, pero si no, se puede probar con uno de los miembros de la pareja durmiendo en el estudio o en el living. Hay que ser flexibles y tener en cuenta que lo que se está buscando es una solución saludable para preservar el vínculo. No estamos hablando de una pareja en crisis, sino de dos personas que tienen hábitos diferentes o que por algún motivo físico, les está resultando complejo llevar un buen descanso”, aclara la especialista.

El sociólogo Armando Jofre va más allá: “los matrimonios han sostenido costumbres y mandatos durante mucho tiempo sin preguntarse si realmente eran afines con sus modos de vida y su sentir. Las nuevas generaciones son más desprejuiciadas; rompen con los mandatos de una manera más simple, sin que eso tenga que ver con hacer algo malo. Sino que el cambio es hacia lo más sincero con uno mismo. Si a mi pareja le gusta quedarse viendo series hasta las 2 am, o para dormir ocupa toda la cama grande, o cada vez que se duerme el cuarto se convierte en un show de ronquidos, es muy normal que eso me impida conciliar el sueño y hasta que llegue a fastidiarme. En tal caso, se charla y se busca una solución sana, que no implique cancelar los hábitos del otro, sino respetar los míos”.

“Lo que muchos matrimonios hacen es optar por un sistema mixto: en la semana duermen en distintos dormitorios y los fines de semana lo hacen juntos. Por cuestiones de trabajo o de la escuela de los chicos, siempre hay uno que si o si madruga y necesita descansar mejor. Entonces, de lunes a viernes hay camas separadas, pero los sábados y domingos vuelven a compartirla, con la posibilidad de extender la noche juntos”, señala Jofre, comentando que cada vez hay más consultas por este tema.

Analia Posse (35) también se sumó a esta tendencia que en Estados Unidos se ha denominado ‘Sleep divorce’ (Divorcio de sueño), que hace foco en la idea de que es una separación solo para dormir.

La abogada de nuestra ciudad está casada hace seis años y no tiene hijos. Según ella, los beneficios de haber tomado esta decisión son varios: “desde que dormimos separados, hace ya unos dos años descansamos mucho mejor; nos despertamos a la hora que le viene bien a cada uno; empezamos el día de mucho mejor humor; podemos mantener nuestras rutinas nocturnas sin que les afecten al otro. Y, lo más importante: nos extrañamos y nos levantamos con más ganas de vernos. Nos ha ayudado mucho a mejorar nuestro vinculo amoroso y el sexual”.

¿Hay desventajas en el “Divorcio de sueño”? Por supuesto. La psicóloga Citra, analizando una estadística de su consultorio y de casos que conoce, detalla que “hay parejas que por temas laborales o de estudio, no comparten casi nada en el día, por lo tanto, perder la intimidad nocturna puede abrirles una distancia que puede ser perjudicial. Esto se da más en las personas de más de 45 años; los más jóvenes no tienen ese conflicto”.

La experta cita un estudio realizado en 2023 por la Academia Americana de Medicina del Sueño: “en ese trabajo se determina que el 43% de los millenians (la generación que hoy tiene entre 30 y 40 años) duerme ocasional o sistemáticamente en otra habitación que la de su pareja, seguido de un tercio (33%) de los de la Generación X, el 28% de los de la Generación Z y el 22% de los baby boomers”.

El “Divorcio de sueño” está muy instalado en los hogares desde hace tiempo y cada vez suma más adeptos.

El “Divorcio de sueño” está muy instalado en los hogares desde hace tiempo

Hay diferentes razones por las que las parejas deciden no dormir en la misma habitación

La psicóloga Citra detalla que “hay parejas que no comparten casi nada en el día”